Diccionario panhispánico de dudas
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española
Editorial Santillana. Madrid, 2005. 888 páginas. ISBN: 84-294-0623-9.
Me he leído un diccionario. Bueno, he de confesar que no es del todo cierto; pero sí lo he recorrido más a fondo de lo habitual para este tipo de obras.
Se trata del Diccionario panhispánico de dudas (DPD, en siglas), del que, dejando a un lado su utilidad genérica, he querido extraer las opiniones de los sesudos académicos sobre la jerga propia de la hostelería, el turismo y otras materias afines, como el deporte y el ocio.
Obra largamente demandada, el DPD ha sido fruto del consenso de las autoridades lingüísticas del ámbito hispanohablante y supone un punto de referencia para toda persona que maneje el castellano. Conozcámosla, pues, un poco en detalle.
CÓMO ES Y CÓMO SE HIZO
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El 2 de noviembre de 2005 las veintidós Academias de la Lengua Española publicaron el Diccionario panhispánico de dudas, para resolver los principales problemas que plantea el uso cotidiano de nuestro idioma. Y ocho días después, el 10 de noviembre, lo presentaron oficialmente en la Real Academia Española (RAE).
La idea de este diccionario se gestó en el congreso del español celebrado en Zacatecas (México) en 1999 y su elaboración resultó ser más sencilla de lo que suponían en principio sus promotores, según declaraciones de Víctor García de la Concha, presidente de la RAE. El texto básico fue aprobado el 13 de octubre de 2004, en una sesión plenaria de todas las Academias celebrada en el monsterio de Yuso de San Millán de la Cogolla.
Esta obra recogen en sus 7.250 entradas las dudas más habituales que asaltan cotidianamente a quienes desean hablar y escribir correctamente en español. Para su elaboración fue muy importante, al parecer, la ayuda de los medios periodísticos, con sus críticas y aportaciones. Publicada por Santillana, la tirada inicial constó de 160.000 ejemplares.
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El DPD está orientado al lector para que, en teoría, pueda discernir, entre diferentes usos, cuáles pertenecen a la lengua general culta, cuáles están marcados geográfica o socioculturalmente como dialectales, vulgares, etcétera... y cuáles son incorrectos.
Presta especial atención a los neologismos, sobre todo a los anglicismos que cada día aparecen y se multiplican. Normaliza los aspectos geográficos de la lengua española, particularmente en lo que se refiere a la adaptación o transcripción de voces procedentes de otras lenguas, proponiendo soluciones unitarias para todo el ámbito hispánico.
Da respuestas a las dudas más frecuentes: acentuación, puntuación, uso de mayúsculas y minúsculas, concordancia, género, plurales...
Está estructurado de la siguiente manera:
1) un prefacio de veintisiete páginas donde se explica por extenso el "cómo se hizo" y el "modo de uso" de la obra;
2) las entradas, ordenadas alfabéticamente (el diccionario propiamente dicho);
3) cinco apéndices (Modelos de conjugación verbal, Lista de abreviaturas, Lista de símbolos alfabetizables, Lista de símbolos o signos no alfabetizables, Lista de países y capitales con sus gentilicios), útiles para el manejo del volumen;
4) un glosario de términos lingüísticos, en el que se aclaran los conceptos gramaticales en su gran mayoría oscuros para el no iniciado;
5) la nómina de fuentes citadas en el cuerpo del diccionario, y de sus respectivos autores, con los datos de edición completos.
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Yendo a lo práctico, a continuación veremos los consejos de los académicos a propósito de algunos tecnicismos sectoriales y campos semánticos de interés para los visitantes de Poraqui.net. Los explicación de los matices entre incorrecto, en desuso, se desaconseja y se recomienda se encuentran en el mencionado prefacio.
HOSTELERÍA, TURISMO Y OCIO
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Vocablo original
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En español - Plural(es)
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Notas
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bungalow | búngalo, bungaló - búngalos, bungalós | Adaptación del inglés |
hospes, -itis | el/la huésped - huéspedes | Se desaconseja el femenino huéspeda |
chef | el /la chef - chefs | Tomada directamente del francés |
gourmet | el/la gurmé - gurmés | Adaptación del francés |
restaurant | restaurante | No restorán, ni restaurán |
bistrot, bistro | bistró - bistrós | Adaptación del francés |
rôtisserie | rotisería o rosticería | Adaptación del francés o del italiano |
crêperie | crepería | Adaptación del francés |
catering | cáterin - cáterin | Adaptación del inglés, invariable en plural |
buffé | bufé - bufés | Adaptación del francés. No confundir con bufete |
ambigu | ambigú - ambigús | Tomada del francés |
maître | el/la metre - metres | Adaptación del francés |
barman | el/la barman - bármanes | Incorrectas bartender y barmans. No existe barwoman |
hall, lobby | vestíbulo | Anglicismos superfluos |
tour | gira | Equivalente español no muy ajustado |
tour operator | turoperador, operador turístico | Debe evitarse la forma híbrida tour operador |
overbooking | sobreventa o sobrecontratación | Anglicismo evitable |
business class | clase preferente o clase ejecutiva | Traducción recomendada |
charter | chárter - chárteres | No usar chárter ni charters para el plural |
pullman | el pulman - púlmanes | Adaptación del inglés |
duplex | dúplex - dúplex | Invariable en plural |
planning | plan, planificación | Anglicismo superfluo |
placard | placar - placares | Adaptada del francés |
closet | clóset | Tomada del inglés. No se da plural |
stand | pabellón, caseta o puesto | Según el tamaño de la instalación |
display | expositor | Cuando alude al soporte publicitario |
cicerone | el/la cicerone - cicerones | Tomada del italiano. Es incorrecta cicerona |
souvenir | suvenir - suvenires | Adaptada del francés |
forfait | forfait -forfaits | Se recomienda pronunciarlo [forfáit] |
ski | esquí - esquís, esquíes | Adaptada del noruego |
kermesse | kermés, quermés - kermeses, quermeses | Se prefiere la forma con k |
matinée | la matiné - matinés | Adaptada del francés. No es correcto el matiné |
ticket | tique, tiquete - tiques, tiquetes | Adaptaciones del inglés |
open | abierto | Referido a torneos deportivos |
rappel | rapel, rápel - rapeles, rápeles | Se menciona sólo el sentido deportivo del término. |
puenting | puentismo | Puenting es un híbrido que significa bungee jumping. |
camping | campamento, campin - cámpines | Adaptación del inglés, aunque en inglés se dice camp site |
rafting | balsismo | En inglés, raft significa balsa |
trekking | senderismo | Trek significa caminata, paseo largo |
windsurf | tablavela | Quien lo practica se llama tablavelista |
paddle tennis | pádel | Adaptada del inglés |
jacuzzi | yacusi - yacusis | También es correcto decir bañera de hidromasaje |
topless | toples - toples | Invariable en plural. Adaptada del inglés |
tanga | el /la tanga | Esta palabra se admite con género masculino o femenino |
bikini | el/la bikini, biquini | Se prefiere el masculino. Procede de las Islas Bikini. |
scooter | escúter - escúteres | Adaptada del inglés |
ALIMENTOS, BEBIDAS Y PREPARACIONES CULINARIAS
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Vocablo original
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En español - Plural(es)
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Notas
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ketchup | kétsup, cátchup, cátsup | Del chino, a través del inglés |
foie-gras | fuagrás - fuagrases | Adaptada del francés |
baguette | baguete - baguete | Adaptada del francés |
crêpe | la/el crepe - crepes | Mejor en femenino |
glace | glas, lustre, impalpable | Azúcar glas, azúcar lustre o azúcar impalpable |
glacé | glasé, glaseado | Alimento glaseado o escarchado |
chantilly | chantillí -chantillís | Adaptación del francés |
carpaccio | carpacho | Adaptada del italiano |
cappuccino | capuchino | Adaptada del italiano |
bitter | bíter - bíteres | Adaptada del alemán o inglés |
whisky, whiskey | güisqui - güisquis | El lugar donde se vende es la güisquería |
brandy | brandi - brandis | No es correcto brandys; el plural inglés es brandies |
cognac | coñac - coñacs | Es masculino: el coñac. No es correcto coñá |
punch | ponche | Adaptada del inglés |
txakoli | chacolí - chacolís | Adaptada del vasco |
chopped (pork, beef,... ) | chóped - chópedes | En inglés es adjetivo, en español nombre |
beefsteak | bistec, bisté - bistecs, bistés | Incorrectas: biftec y bisteck |
roast beef | rosbif - rosbifs | Se desaconseja rosbife |
ragoût | ragú - ragús | Se desconseja ragut |
kebab | kebab - kebabs | Palabra de origen turco |
au gratin | al gratén o al gratín | Adaptada del francés |
broccoli | brócoli, brécol, bróculi | En plural brócolis, brécoles, bróculis |
Sauerkraut | chucrut - chucruts | Es incorrecta choucrut |
bouillabaisse | bullabesa | Adaptada del francés |
allioli | alioli, ajiaceite, ajoaceite, ajaceite | Adaptado del catalán. Incorrecto ali-oli |
toffee | tofi o tofe | Adaptada del inglés |
biscotte | biscote | Adaptada del francés |
bowl | bol - boles | Incorrectas: boul y el plural bols |
soufflé | suflé - suflés | Adaptada del francés |
shoyu, soya, soja | soya o soja | Viene del japonés a través del neerlandés |
échalotte | el/la chalote, la chalota | Adaptada del francés |
kefir | kéfir - kéfires | Palabra caucásica |
yoğurt | yogur - yogures | Incorrectas: yoghourt, yogourt, yoghurt y yogurt |
cokctail | coctel, cóctel - cocteles, cócteles | Incorrectas: coktail, coctail, coktel y cóctels (pl.) |
sandwich | sándwich - sándwiches | Incorrectas: sánduche y sánguche |
spaghetti | espagueti - espaguetis | Incorrectas: spagueti, espaguetti y spaguetti |
cacahuátl | cacahuate o cacahuete | Incorrectas: alcahué, cacahué y cacahuet |
kiwi | kiwi | Se desaconsejan kivi y quivi |
TOPÓNIMOS Y GENTILICIOS
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El siempre intrincado tema de los topónimos, sobre todo cuando se trata de los lugares ubicados dentro del territorio actual del Estado español, se plantea una vez más y se solventa salomónicamente, lo cual era de esperar. La corrección política (oséase, la hipocresía acomodaticia connatural al político) condiciona el desempeño de los peritos del idioma.
Se nos dice que en textos oficiales se ha de escribir Girona y Lleida porque lo aprobaron las Cortes Españolas. Pero a la vez se reconoce que en la calle, a estas capitales, cuya pronunciación recomendada no figura (al contrario de lo que ocurre con topónimos procedentes de otras lenguas) se les sigue llamando Gerona y Lérida; y sus gentilicios, refrendados por el DPD, son gerundense y leridano. En situaciones similares se encuentran Orense y La Coruña.
Curiosamente, de las capitales y provincias vascas no se dice nada, ni tampoco de otras, como las de Navarra, la Comunidad Valenciana o Baleares. ¿Lobbies políticos, económicos, lingüísticos? ¿Contubernio judeomasónico?
Respecto al uso de los nombres vernáculos de las comunidades autónomas en textos escritos en castellano, únicamente figura el caso de las Islas Baleares (Illes Balears), aunque existen otros: el País Vasco (Euskadi), Cataluña (Catalunya) y la Comunidad Valenciana (Comunitat Valenciana). Tampoco se aborda la costumbre de no traducir los nombres de las instituciones: concello, ajuntament, consellería, guvern, generalitat, parlament, cunsell.
Por lo demás, se omiten en el diccionario, supongo que por razones de espacio y entidad, otros topónimos como Ciudadela, Játiva, Finisterre, Villagarcía de Arosa, Fuenterravía, Pasajes, Rosas o La Junquera.
Algunas curiosidades respecto a las denominaciones de localidades españolas son las siguientes:
- Fuente Obejuna: Se escribe erróneamente Fuente Ovejuna y Fuenteovejuna.
- Alcalá de Guadaíra: Se aceptan Guadaíra y Guadaira, aunque el nombre oficial es con acento en la "i".
- Albuquerque y Alburquerque: Albuquerque está en Nuevo México (EE.UU) y Alburquerque en Badajoz (Extremadura, España).
Cuando pasamos a lugares de allende las fronteras españolas, la cosa de los nombres se complica aún más. La amplitud del mundo hispano, en territorio y en hablantes, la influencia de las agencias de noticias que trabajan en otros idiomas, la impericia de los periodistas, etc. etc., producen una amalgama extraña de traducciones y transliteraciones más o menos arbitrarias. He aquí algunos ejemplos (con algunas pronunciaciones dudosas entre corchetes):
Topónimo - Gentilicio |
Incorrecto
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Bangladés - bangladesí, bangladesíes | Bangladesh (nombre en inglés), Bangla Desh |
Basora - basorí, basoríes | Basra (nombre en inglés) |
Baviera - bávaro | Bavaria (latín e inglés), Bayern (alemán) |
Bielorrusia - bielorruso | Belarús (nombre en inglés) - belaruso, belarruso |
Birmania - birmano | Myanmar (nombre oficial), Burma (nombre en inglés) |
Fráncfort - francfortés | Frankfurt (nombre original en alemán) |
Gotemburgo - gotemburgués | Göteborg |
Gotinga | Göttingen |
Guiza | Ghizeh, Gizeh, Giza (formas usadas en inglés) |
Hawái - hawiano | Hawaii (nombre en inglés) |
Letonia - letón | Latvia - latvio (tomados del inglés) |
Maguncia - maguntino | Mainz (alemán), Mayence (versión francesa) |
Marrakech o Marraquech - marrakechí o marraquechí | Marrakesh |
Mastrique o Maastricht | Maastrich (sin "t" final) |
México [méjiko] - mexicano [mejikáno] | Se desaconseja la forma Méjico, aunque es correcta |
Nueva Delhi o Nueva Deli | Nueva Dehli |
Nueva Jersey [nueba yérsi] | New Jersey |
Núremberg | [niúremberg], Nürenberg, Nuremberga (en desuso) |
Pekín, Pequín - pekinés, pequinés | Se desaconseja Beijing (transcripción oficial) |
Sáhara [sáhara], Sahara [saára] - saharaui | - |
Shanghái | Shangái |
Skopie | Skopje, Skoplje |
Tailandia - tailandés | Thailandia, thailandés |
Tallin [táyin, tállin] | Tallín, Tallinn, Reval, Revel |
Tayikistán - tayiko | Tajikistan, Ttadjikistan, Tadzhikistan - tajik, tayik |
valón (de la zona francófona de Bélgica) | Se desaconseja walón |
Zimbabue - zimbabuense | Se desaconseja Zimbabwe |
Existen muchos más nombres de lugares en el cuerpo del diccionario. Además, el apéndice 5 contiene una lista de países y capitales, con sus gentilicios.
Los avatares históricos y políticos hacen de la toponimia una ciencia tremendamente inexacta. Por eso, casi todas, por no decir todas, las recomendaciones de las Academias, son, como mínimo, opinables. Sus criterios se encuentran expuestos en el prefacio del diccionario y en las entradas de cada término concreto.
ASÍ HABLAMOS EN EL GREMIO
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Hagamos ahora un somero repaso a cómo utilizamos el español en nuestra "industria". Para ello he tomado el ALEH III (Acuerdo laboral de ámbito estatal para el sector de la hostelería) como botón de muestra.
Siguiendo la corriente actual, la gente de la hostelería cae en la ultracorrección feminista, otorgando carta de naturaleza al vulgarismo que convierte a las mujeres jefe de recepción o de cocina en jefas de sus respectivos departamentos. Y sin embargo, no sigue la misma lógica ilógica para convertir a los hombres telefonistas en telefonistos, ni se prevé que pueda haber conserjas. Nombres como telefonista, conserje, ayudante y auxiliar son comunes en cuanto al género.
Nótese que el DPD, implícita o explícitamente, considera correctas presidenta, jueza, concejala, jefa, modisto, dependienta y clienta. Por esa regla de tres, deberían ser válidas gerenta, ponenta, alcalda, tenienta, sargenta, caba, atleto, artisto, coristo, actora, cantanta y poeto (poeta se acepta como nombre común en cuanto al género).
Volviendo al Acuerdo, en su denominación abreviada, ALEH III, encontramos otro despropósito lingüístico, ya que en teoría el número romano indica ordinal por sí mismo en español, sin letra volada, y debe anteceder al sustantivo o similar – sigla en este caso. Sin embargo, se cae en el calco más pedestre al posponerlo y pronunciarlo como cardinal, cual si de una secuela hollywoodense (Alien III) se tratara, al contrario de lo que se hizo con los anteriores ALEH.
Cuando se trata de sustantivos procedentes de otras lenguas, unas veces se ulitiza la forma masculina para ambos sexos: la maître, la chef; otras se inventa un femenino sobre el vocablo españolizado (sumiller/sumillera) o directamente en la lengua foránea, como es el caso de barman/barwoman, femenino éste fruto de la etimología popular al más puro estilo de From lost to the river.
Curioso el caso de la gobernanta que, tal vez por lo excelso de su masculino, tal vez por las connotaciones erótico-festivas del femenino, se ha cambiado por el insulso encargado/a general, cuando sus funciones siempre se denominaron regiduría de pisos. Y el evocador valet ha devenido en auxiliar de pisos y limpieza.
Los antiguos botones y maleteros son ahora, oficialmente, auxiliares de recepción y conserjería. Y el maître, jefe de restaurante o sala; no maestresala como antaño.
Ya hablando en general del vocabulario turístico, existe una aberración muy habitual durante años, y que ahora parece empezar a remitir: el uso del híbrido tour operador, juntando una palabra inglesa y otra española. No hay razón para tal engendro, y parece se va entendiendo así en los medios escritos sectoriales y en la obra científica sobre turismo. A pesar de ser un calco sintáctico, como ciencia ficción, se entiende que con turoperador nos referimos a un operador turístico, y es más corto. Más difícil será que cambiemos tour por el castizo gira, sobre todo debido a la polisemia de este último vocablo.
PRONUNCIO IMEIL Y ESCRIBO IMEIL
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No he podido resistirme a incluir aquí un breve alegato en favor de la palabra imeil como equivalente castellana de la inglesa e-mail. Esta palabra que cada cual pronuncia como mejor puede (emei, emai, email, emeil, imeil) tiene, es cierto, traducciones en español, según sus diversos sentidos: correo electrónico, dirección electrónica, mensaje electrónico, incluso las horrorosas propuestas de los académicos: cibercorreo, ciberdirección y cibermensaje. No obstante, todas ellas contravienen la ley de la economía del lenguaje y será muy difícil que destierren un neologismo tan arraigado y tan corto.
Además, son legión los casos similares admitidos por el diccionario: baipás, béisbol, bíper, bistec, bléiser, bluyín, bluf, bróker, cástin, cederrón, champú, corsé, crol, cúter, dandi, dosier, emoticono, estárter, estatus, estor, estriptis, filin, folclore, fular, fútbol, gánster, gueto, marquetin, mitin, nocaut, popurrí, pulóver, rali, ranquin, ...
Por eso yo pronuncio [iméil] y escribo imeil, en español. Y también meil, claro. Fin del paréntesis.
VERSIÓN EN LÍNEA
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El DPD se puede consultar a través de Internet, pero el aspecto de la página, como el de todo el sitio de la RAE, es arcaico y de amateur. Se te cae el alma a los pies con sólo mirarlo. Programado con principios obsoletos (páginas estáticas en HTML, marcos y tablas con bordes) su funcionalidad es muy pobre, aunque al menos el DPD tolera en cierto modo los fallos de deletreo y acentuación en las búsquedas, no como el Diccionario de la Lengua.
Se puso en línea muy tardíamente: entró en servicio el día 8 de marzo de 2006, cuatro meses después de su publicación en papel. Ya entonces, Víctor García de la Concha señaló que la Institución trabajaba en el perfeccionamiento informático de la página y en el diseño de un buscador que ayudase a navegar por ella con agilidad. Sin embargo, a fecha de hoy, no se nota ningún progreso respecto al bodrio original.
Sobre la importancia de Internet como medio de acceso, dan idea estos datos:
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Supongo que por intereses editoriales aún no está accesible para dispositivos móviles, ni como añadido para navegadores, ni disponible en CD-ROM, ni como libro electrónico, ni en PDF, ni en ODF. Todo ello a pesar de tener detrás a gigantes de la informática y de las comunicaciones como Telefónica, IBM y Microsoft.
Fue una decisión equivocada la de utilizar software propietario en vez de software libre y el copyright en lugar del Creative Commons. Los programas de código abierto son la mejor opción para todos, pero especialmente para la administración pública. Y no es de recibo que las obras de instituciones como las academias de la lengua se publiquen con copyright.
CONCLUSIONES
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Más vale tarde que nunca y más vale esto que nada. Así resumiría mi opinión sobre el Diccionario panhispánico de dudas.
A pesar de sus buenas intenciones y del rigor metodológico que se le presupone, no puedo por menos que coincidir con la voces críticas que se plantean para quién y para qué se ha hecho el diccionario. Un hispanohablante sin sólidos conocimientos sociolingüísticos, ortográficos, gramaticales y lexicográficos, ¿puede discernir, a partir de la composición y el redactado del DPD, cuándo ha de aplicar una solución u otra a sus dudas? ¿A quién puede llegar? ¿Quién puede interpretar su jerga?
Además, incluso a un especialista, a alguien que trabaje con el idioma español, ¿no le sería más útil una obra donde se le diera, de manera clara y precisa, una forma normativa y estándar de decir y escribir las cosas, y luego todas sus variantes, por países? ¿Por qué no se construyen obras académicas que perfilen de veras un español neutro, internacional y común sobre la base de la lengua culta, un español que nos sirva a todos como estándar para comunicarnos y que nos permita traspasar fronteras laborales, incluso, y se compilan los dialectalismos en obras aparte?
Por otro lado, no encuentro válido el argumento de que hay que esperar para ver si una palabra prospera y arraiga en el vocabulario antes de incluirla. En el siglo XX se pasó de los baños de ola al turismo espacial. Ése es el ritmo de nuestro tiempo. Si el proceso editorial es demasiado lento, úsense las nuevas tecnologías para mejorar la capacidad de reacción de la Academia, que buena falta hace.
Centrándonos en la hostelería y el turismo, éstos han sido siempre proclives a la adopción de extranjerismos crudos y cocidos: hotel, chef, entremetier, maître, barman, mise en place, desbarase, no show, cardex, rack, open jaw, overcommission... El Panhispánico no puede recogerlos todos, al menos en papel, pero sus soluciones a los que sí incluye carecen, a mi parecer, de la coherencia y de la presteza necesarias para ser eficaces.
Además, la Academia se dedica a la arqueología con más interés que a la didáctica: a los pocos meses de publicar el DPD, en enero de 2006, retomaba el viejo proyecto del Diccionario Histórico de la Lengua Española para "facilitar la comprensión de los textos de otros siglos". Durante 15 años trabajarán en ello las academias de la lengua de los países de habla hispana y costará 1,4 millones de dólares norteamericanos anuales. Así ni fija, ni limpia, ni da esplendor, únicamente se mira el ombligo. Está trabajando para una élite intelectual y abandona al común de los mortales. Hace dejación de su labor de celador, en la que nunca puso mucho empeño ni diligencia, y se limita, de cara al gran público, a ser notario y cómplice de los desmanes que se perpetran con el castellano.
Con todo, es meritorio el haber conseguido pergeñar esta obra, necesariamente limitada en papel; aunque esa limitación es injustificable en la Red de redes, como injustificable resulta el estatismo de la versión electrónica.
El Diccionario panhispánico de dudas se puede comprar en línea en La Casa del Libro, Libros El Corte Inglés, Ecobook o la FNAC. Y por supuesto, también aparece en el catálogo general de REBIUN.
Otras publicaciones de la Real Academia Española :
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Reseña publicada el 22 de octubre de 2006. Para comentarios o sugerencias escribe a mi buzón.